La R5 sólo tiene un objetivo: llegar rápido a la cima. Pero por muy buen final que tenga una subida, rara vez es la única subida del día. Y aunque normalmente no se gana una carrera cuesta abajo, sí que se puede perder. Una bicicleta de montaña que no puede superar una curva cerrada es un poco como una taza de café descafeinado. Esta es la cuarta versión de la R5, y aunque su peso y rigidez han variado a lo largo de los años, su manejo, control e incomparable destreza en los descensos han permanecido inalterados desde el primer día.

El nuevo cuadro de la R5 es 130 g más ligero que el de su predecesora, una reducción del 16% en un cuadro ya de por sí ligero. Aunque la aerodinámica no es una prioridad para este cuadro como lo es en una S5 o una P5, el paso de los cables por el interior ha reducido la resistencia en 25 g.

La R5 es rígida, pero no demasiado. Ideal para un escalador si te gusta. El equilibrio, la estabilidad y la transferencia de potencia son perfectos y te mantienen fresco y preparado para afrontar la carretera.

Los montajes Red y Force incluyen sensores de potencia Quarq Zero en los platos y bielas. El sensor de potencia integrado permite una mayor rigidez, un ahorro de peso y una mayor precisión en comparación con otras ofertas del mercado de accesorios, y el DZero proporciona una medición precisa de la potencia de +/- 1,5%, incluso a temperaturas variables.